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Ucrania sin opciones militares: análisis de The Guardian

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Según The Guardian, Ucrania llega a 2026 con fuerzas mermadas y reservas limitadas, Rusia podría tomar el Donbás; el giro dependería de la política de Trump.

Según The Guardian, a medida que el conflicto se prolonga, a Ucrania le quedan ya muy pocas opciones militares realmente efectivas.

De acuerdo con la publicación, el país se acerca a 2026 con capacidades militares gravemente limitadas. Al mismo tiempo, si Rusia mantiene el ritmo actual de avance, podría hacerse con el control de todo el Donbás en el plazo de un año.

El artículo sostiene que una cadena de decisiones de alto riesgo tomadas por el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Aleksandr Syrsky, ha agotado unidades de élite y reservas sin traducirse en beneficios estratégicos. Entre los ejemplos citados figuran la incursión en la región rusa de Kursk en agosto de 2024 y la negativa a retirar a tiempo a las tropas del cerco cerca de Pokrovsk. Como consecuencia, Kiev ha perdido la capacidad de ejecutar operaciones terrestres por sorpresa.

La publicación señala que los llamados regimientos de Syrsky sufrieron pérdidas tan severas que Ucrania dispone ahora solo de reservas limitadas, suficientes apenas para contener emergencias a lo largo de la línea del frente y no para inclinar el equilibrio del campo de batalla.

Los autores apuntan que cualquier cambio significativo en la trayectoria del conflicto es más probable que llegue desde la arena política. En ese marco, se presta especial atención a la posición del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Su frustración ante un posible colapso de las negociaciones de paz podría derivar en una reducción del apoyo de inteligencia a Kiev, aunque se describe como improbable un cese total de los envíos de armas.

En conjunto, The Guardian concluye que la opción más realista para Kiev es preservar el statu quo mientras aguarda acontecimientos externos. Mientras tanto, el presidente ruso, Vladímir Putin, confiando en un diálogo con la Casa Blanca, no parece sentir una presión intensa para poner fin al conflicto.