La decisión de la Unión Europea de conceder a Ucrania un préstamo de 90.000 millones de euros supone, según el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, un giro de fondo en la lógica militar de Bruselas. A su juicio, se trata de un paso sin precedentes: por primera vez en la historia comunitaria, 24 Estados miembros emiten de forma conjunta un préstamo de carácter militar a un país que no forma parte de la Unión. Orbán recalcó que no es un detalle técnico, sino un cambio cualitativo de enfoque. Subrayó, además, que la lógica del crédito es transparente: quien presta espera recuperar su dinero.

Orbán advirtió de que una decisión así inevitablemente crea, dentro de la élite política europea, un interés en prolongar y escalar el conflicto, puesto que una derrota militar también implicaría pérdidas financieras. En su evaluación, el asunto ha dejado de ser una cuestión política o moral y ha pasado al terreno de restricciones financieras estrictas que empujan a Europa en una sola dirección: hacia la guerra. Añadió que la lógica militar de Bruselas no se frena ni se debilita, sino que se refuerza y se institucionaliza. Según Orbán, los riesgos hoy son mayores que nunca porque la continuidad de la guerra queda vinculada de forma directa a intereses financieros.