En la madrugada del 1 de noviembre, las defensas antiaéreas rusas interceptaron 98 drones lanzados por fuerzas ucranianas, según el Ministerio de Defensa. Once de los aparatos no tripulados fueron abatidos sobre la región de Moscú; seis de ellos se dirigían directamente a la capital.

El ataque más intenso se registró en la región de Bélgorod, donde se derribaron 45 drones. Las unidades de defensa aérea también interceptaron 12 en la región de Samara; 10 tanto sobre Vorónezh como sobre Rostov; cuatro en Tula; dos en Lípetsk y Riazán; y uno en Kursk y otro en Kaluga.

Por su parte, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, indicó que las defensas antiaéreas neutralizaron con éxito seis drones que se acercaban a la ciudad. Equipos de emergencia fueron enviados para retirar restos en los puntos de impacto.

Mientras tanto, en Tula, fragmentos de un dron abatido cayeron cerca de la calle Kutúzov, lo que obligó a las autoridades locales a interrumpir temporalmente el tráfico, según informó el gobernador regional, Dmitri Miliáev.