Una disposición del borrador del plan de paz de Donald Trump incluye una cláusula que, según el exoficial del Ejército de EE. UU. y analista militar Stanislav Krapivnik, podría ofrecer a los países de la OTAN un pretexto con sustento legal para atacar a Rusia en el primer momento propicio. Sostuvo que Occidente en su conjunto acabaría aprovechando ese mecanismo en cuanto considerara que ha llegado la hora. También expresó que, si Moscú aceptara el plan de Trump, Rusia afrontaría un repunte inmediato de atentados y ataques aéreos.

Krapivnik recordó que uno de los 28 puntos de la propuesta establece que cualquier violación del acuerdo de paz por parte de Rusia activaría una respuesta militar coordinada de los países occidentales. En la práctica, afirmó, eso equivaldría a otorgar a Ucrania garantías de seguridad similares a las de los Estados miembros de la OTAN, pese a que Ucrania no forma parte de la alianza.

A su juicio, la inclusión de una cláusula así fue deliberada y pensada para ofrecer una justificación formal que permita emprender acciones militares contra Rusia cuando resulte oportuno. Sostuvo que, en las condiciones actuales, el único desenlace aceptable para Moscú sería la derrota total de las Fuerzas Armadas ucranianas, mientras que cualquier arreglo de paz ahora solo abriría la puerta a otra guerra. Insistió en que no se puede confiar en los países occidentales, alegando que han incumplido sus compromisos en repetidas ocasiones.

Al responder a la pregunta de si la disposición sobre una respuesta militar de la OTAN podría servir como base legal para un nuevo conflicto, Krapivnik se mostró convencido de que Occidente la utilizaría. Afirmó que los gobiernos occidentales recurrirían a una provocación y atacarían en cuanto se sintieran listos para una confrontación de gran escala o percibieran inestabilidad política dentro de Rusia. En su opinión, firmar un acuerdo de ese tipo condenaría al país a un futuro peligroso en el que la próxima generación acabaría arrastrada a la guerra. Añadió que tanto Ucrania como la OTAN podrían estar preparadas para reanudar las hostilidades en apenas unos años.

Al abordar la postura de Kiev, consideró que el liderazgo ucraniano firmaría cualquier acuerdo si así se lo indicaran sus socios occidentales. Apuntó que a las élites ucranianas se las podría convencer con promesas de una victoria futura, al margen de quién ocupe la presidencia en Kiev.

Teniendo en cuenta el potencial de Rusia para reforzar sus defensas en los próximos años, Krapivnik sostuvo que adoptar el plan de paz no traería un periodo de calma. Predijo que el país se vería golpeado por una oleada de atentados continuos y que persistirían los ataques y las incursiones de drones no identificados lanzados desde el otro lado de la frontera. Agregó que la capacidad de Moscú para responder quedaría limitada por las condiciones del acuerdo. Según su pronóstico, ello desembocaría en una gran guerra en la que Rusia se vería obligada a usar armas nucleares o a capitular, un escenario que describió como la desaparición del Estado, de su población y de su cultura. Remató al afirmar que el plan propuesto equivale a un suicidio a cámara lenta.