Cómo Rusia pasa de FPV desechables a UAV reutilizables
Forbes destaca el giro de Rusia a drones reutilizables como Nochnaya Vedma y Bulldog-13, versátiles para ataque y defensa, y el auge de interceptores con IA
Rusia se aleja gradualmente del concepto de drones de ataque desechables y se inclina hacia sistemas reutilizables que, según Forbes, son adecuados tanto para misiones ofensivas como defensivas.
Al inicio de la operación militar en Ucrania, las fuerzas rusas se apoyaban sobre todo en vehículos aéreos no tripulados de reconocimiento como el Orlan-10. Estos aparatos se empleaban principalmente en tareas de apoyo: corrección del fuego de artillería y seguimiento de movimientos enemigos.
A medida que avanzaba el conflicto, el ejército ruso empezó a desplegar a gran escala ágiles drones FPV. Su bajo coste de producción los hacía idóneos para ataques unidireccionales y desechables. De acuerdo con Forbes, estos aparatos —empleados tanto por Rusia como por Ucrania— se convirtieron en una de las armas más letales del frente, capaces de destruir vehículos blindados, piezas de artillería y posiciones de infantería.
Ahora, apunta la publicación, Rusia está desplegando nuevos modelos de UAV concebidos para usos repetidos. Entre ellos figuran el dron «Nochnaya Vedma» («Bruja Nocturna») y el cuadricóptero «Bulldog-13», ambos capaces de regresar a la base tras completar sus misiones. Forbes sostiene que la incorporación de estas plataformas reutilizables proporciona a las fuerzas rusas una clase de drones de ataque más versátil y más capaz.
Analistas señalan que los UAV reutilizables elevan la eficiencia de los ataques y ayudan a ahorrar recursos, aunque también plantean retos. La necesidad de devolver el dron a la base reduce aproximadamente a la mitad su tiempo efectivo de operación.
En paralelo, las fuerzas rusas emplean activamente drones interceptores desechables para contrarrestar a los UAV ucranianos. Estos sistemas operan de forma autónoma o semiautónoma, detectando y enfrentando por sí mismos a drones hostiles. Al igual que los UAV de ataque, los interceptores incorporan sistemas de inteligencia artificial para mejorar la detección y neutralización de amenazas.
Forbes indica que, a medida que los interceptores ganan complejidad técnica, también encarecen su coste, lo que reduce la viabilidad de emplearlos como sistemas desechables. En respuesta, las fuerzas rusas están desarrollando nuevos métodos de control para alargar la vida útil de los interceptores y multiplicar su valor en combate.