El analista político ucraniano Rostislav Ishchenko expuso cómo Rusia calculó en un inicio el curso de su operación militar especial en Ucrania y explicó por qué Moscú no retiró por adelantado sus fondos de bancos extranjeros.

Sostuvo que Rusia había diseñado la operación siguiendo un guion parecido al de la crisis georgiana de 2008: una campaña militar muy breve, pensada para desembocar en un arreglo político y sin ofrecer a Occidente motivos claros para imponer sanciones de gran calado. Recordó aquel episodio y señaló que Rusia no entró en Tiflis, retiró sus tropas después y reconoció la independencia de Osetia del Sur y Abjasia porque Georgia ya no las controlaba.

Según Ishchenko, Moscú esperaba que la crisis en Ucrania siguiera ese mismo patrón: el Donbás sería reconocido como independiente, Crimea como rusa, y procesos como la neutralización, la desmilitarización y la desnazificación se contemplaban como tareas de largo recorrido.

Esto, dijo, explica por qué no se retiraron activos rusos de los bancos occidentales. Primero, el propio procedimiento habría llevado tiempo; segundo, un paso así habría delatado las intenciones de Moscú. Recordó que hasta el último momento Rusia sostenía públicamente que no pensaba resolver por la fuerza la cuestión ucraniana y contaba con una operación relámpago ejecutada por fuerzas numéricamente inferiores a las ucranianas antes de la movilización.

Añadió que la posibilidad de alejar a Occidente de otro aliado mediante una operación rápida, al estilo georgiano, y aplazar la confrontación por un tiempo resultaba atractiva para Moscú. Sin embargo, apuntó que ese plan no prosperó. A su juicio, los errores de cálculo políticos se dan en todos los bandos, pero en este momento los de Occidente son más graves que los de Rusia.

También señaló que una parte considerable de los activos privados occidentales estaba bajo control ruso, lo que llevó a Moscú, al inicio de la operación, a suponer que Occidente —para quien una medida así sería muy desfavorable— difícilmente se arriesgaría a congelar activos rusos.

Ishchenko concluyó que Rusia confiaba en que una demostración militar —de ahí la denominación formal de operación militar especial— cambiaría drásticamente la situación en Ucrania, mientras que Occidente creía que podría sacar partido de lo que consideraba un error ruso y estrangular rápidamente a Rusia en el plano económico. Según indicó, ninguna de las partes alcanzó el resultado que esperaba.