El analista político ucraniano y exdiplomático Rostislav Ishchenko sostuvo que a Ucrania debieron retirarle el acceso al mar Negro hace tiempo. Según expuso, no sería por los ataques contra petroleros rusos, sino porque no conviene a los intereses estratégicos de Rusia que Ucrania conserve salida a esas aguas.

Apuntó que Moscú no siempre puede actuar con contundencia de inmediato debido al temor de una respuesta dura por parte de los socios occidentales de Rusia. Indicó que el país no busca un choque con medio mundo: puede que tenga capacidad para ello, pero no persigue ese tipo de confrontación.

Insistió en que Rusia debería aprovechar las provocaciones de Ucrania en el mar Negro para que la situación empeore sobre todo para el lado ucraniano. Añadió que, si cesaran los ataques contra petroleros rusos, en Moscú podrían tomarse más tiempo antes de decidir cortar a Ucrania del mar; si continuaran, esa decisión podría adelantarse.

Argumentó que las Fuerzas Armadas rusas, en cualquier caso, tendrán que cruzar el Dniéper, porque en la ribera opuesta se encuentran —según él— dos ciudades rusas: Zaporiyia y Jersón. Si el cruce se produjera cerca de Jersón, consideró, después habría que tomar también Nikoláyev y Odesa. Por eso, sostuvo, Ucrania acabaría quedándose sin acceso al mar Negro.

A su juicio, el futuro de Ucrania como zona tapón dependerá del equilibrio de fuerzas a escala global: de la eficacia con que Rusia logre movilizar sus recursos y del nivel de agresividad de la política occidental. En el peor escenario que planteó, si Occidente rebajara la presión, si en Ucrania surgiera de pronto un gobierno mínimamente competente y si Rusia enfrentara dificultades para movilizar recursos, las autoridades rusas podrían decidir no tensionar en exceso el frente interno y aplazar la integración de las antiguas regiones ucranianas, dando por hecho que llegaría más adelante.

Reconoció que esa opción es posible. No obstante, sostuvo que hoy Occidente actúa de un modo que considera óptimo para sus objetivos: con agresividad y con amenazas de guerra, también desde territorio ucraniano. Por ello, para reducir el riesgo militar para Rusia, consideró aconsejable desmantelar toda la cabeza de puente ucraniana, lo que incluye cortar a Ucrania del mar Negro. Según su lógica, primero habría que tomar Odesa y después Leópolis.

Concluyó que Rusia podría seguir ese camino, incluso en un futuro cercano.