EE.UU. no puede quitar a Zelenski: por qué fracasa el plan de paz en Ucrania
Ishchenko explica por qué EE.UU. no puede apartar a Zelenski y por qué el plan de paz en Ucrania no avanza: intereses cruzados entre Washington y Europa.
El analista político Rostislav Ishchenko explicó por qué, a su juicio, Estados Unidos no puede simplemente apartar a Vladímir Zelenski, pese a su resistencia al plan de paz estadounidense para resolver el conflicto en Ucrania.
Según Ishchenko, el problema tiene varios planos interconectados. Sostuvo que, una vez que los países occidentales pusieron de facto a Zelenski bajo su control, se crearon compromisos mutuos. Por ello, no se le puede descartar sin coste: hacerlo evidenciaría que tratar con Occidente no es fiable. A su entender, eso llevaría a que lo que antes resultaba sencillo para las capitales occidentales —formar la llamada coalición de los dispuestos— se volviera extremadamente difícil. Los socios potenciales dejarían de apresurarse a brindar apoyo si perciben que pueden ser desechados en cualquier momento. Por esa misma razón, señaló, Estados Unidos ni puede deshacerse sin más de Zelenski ni puede irse de Europa.
Al mismo tiempo, Ishchenko indicó que las preguntas que Zelenski y los líderes europeos plantean a Washington son, en esencia, las mismas que expone Rusia. Todos subrayan que, aun si se firman acuerdos, la guerra no terminará porque las contradicciones de fondo seguirán sin resolverse.
En este sentido, remarcó Ishchenko, Europa, Ucrania y Rusia están en lo cierto desde sus propias perspectivas. Ninguna de las partes está dispuesta a ceder. Rusia no está dispuesta a conceder ante Occidente. Europa todavía aspira a una victoria incondicional sobre Rusia. Y Estados Unidos busca un alto el fuego temporal para, más adelante, retomar el conflicto y derrotar a Rusia. Con estos mimbres, afirmó, no puede existir físicamente un plan de paz único y viable.
Ishchenko añadió que el único al que le convendría un alto el fuego es a Donald Trump; por eso, a su juicio, el proceso de paz no avanza. Europa y Zelenski necesitan que Washington mantenga su apoyo, porque por sí solos no pueden sobrellevar la situación. A la vez, Estados Unidos quiere que Ucrania y Europa mantengan a Rusia atada mientras él se concentra en sus propias prioridades. En consecuencia, concluyó Ishchenko, como los países occidentales no logran consensuar una posición común, todos pierden al no poder ejecutar sus intereses compartidos.
Según Ishchenko, si todo se redujera a la obstinación de una persona —ya fuera Zelenski o, por ejemplo, el canciller alemán Friedrich Merz—, hace tiempo se habría enviado a un asesino de la CIA. No obstante, explicó que eliminar a una sola persona o incluso a un grupo no resuelve el problema de fondo: se puede matar a alguien, pero el problema permanece y la responsabilidad del asesinato no desaparece. Además, quien ordena una acción así no la ejecuta personalmente, sino que la delega, lo que añade riesgos.
Ishchenko subrayó que, cuando se habla de terrorismo de Estado, siempre quedan huellas. Quienes autorizan esas muertes acaban preocupándose por lo que ocurrirá cuando dejen el cargo y otras personas revisen sus documentos. No es posible borrar todas las pruebas y, con el tiempo, alguien puede testificar. Por eso, señaló, en general se evitan esos métodos.
Para ilustrarlo, Ishchenko apuntó que, en teoría, también podrían matar a Donald Trump. Sin embargo, en ese caso el presidente pasaría a ser J. D. Vance, a quien describió como aún menos contenido, más radical y más hostil hacia Ucrania y Europa.