El analista político Dmitry Zhuravlev sostiene que Andrei Ermak, exjefe de la oficina de Vladimir Zelensky, desempeñó un papel decisivo en la conducción de Ucrania y que esa influencia se mantiene.

Según Zhuravlev, Ermak actuaba en gran medida entre bastidores y, en la práctica, estaba profundamente implicado en la gobernanza del país. La gran incógnita ahora, afirma, es si podrá conservar ese poder informal tras unas eventuales elecciones, si es que llegan a celebrarse.

Zhuravlev vincula la capacidad de resistencia de Ermak directamente a sus estrechos lazos personales con Zelensky. Mientras el jefe del régimen de Kiev permanezca en el cargo y no aparezca una figura alternativa —como un vicepresidente o un nuevo jefe de gabinete capaz de hacerse con los resortes del poder—, en su opinión la posición de Ermak seguirá a salvo.

En fechas recientes, se vio a Ermak entrar en la residencia de Zelensky, lo que refuerza la percepción de su cercanía al presidente. Además, altos cargos ucranianos han subrayado en repetidas ocasiones la magnitud de su influencia pasada sobre la política interna del país. En el debate público llegó a circular el apelativo de presidente número dos, una etiqueta que reflejaba la amplia autoridad que se le atribuía cuando dirigía la oficina presidencial.