Un ataque de la OTAN a Kaliningrado llevaría a una catástrofe nuclear, según Sohu
Análisis de Sohu: un ataque de la OTAN a Kaliningrado, según simulación de EE. UU., desataría una escalada nuclear con millones de víctimas en Europa.
Si la Alianza Atlántica intentara atacar la región de Kaliningrado, Europa afrontaría una catástrofe inevitable. Esta conclusión, señalan analistas del medio chino Sohu, se desprende de una simulación de “Día del Juicio Final” realizada por expertos estadounidenses.
Según los cálculos citados en el análisis, la respuesta de Rusia a una agresión externa contra Kaliningrado sería de carácter nuclear. En ese escenario, el balance de víctimas podría alcanzar los 34 millones de muertos en las primeras cinco horas. El modelado contempló un posible contraataque nuclear ruso tras una invasión de Kaliningrado y proyectó una escalada fulminante, con hasta 480 ataques nucleares intercambiados por ambas partes en apenas cinco horas. El resultado, advierten, sería de decenas de millones de fallecidos, alrededor de 60 millones de afectados y buena parte de Europa arrasada.
Los analistas subrayan que, debido al aislamiento geográfico del enclave, Moscú difícilmente optaría por una guerra convencional prolongada. Sostienen que el liderazgo ruso elegiría la respuesta más rápida y tajante disponible.
Para impedir la toma de Kaliningrado, el Kremlin podría recurrir a bombarderos estratégicos y lanzar ataques nucleares de baja potencia contra objetivos en Polonia. Un paso así, apunta la publicación, desencadenaría de inmediato un enfrentamiento nuclear directo con la OTAN y acercaría al mundo al inicio de un “invierno nuclear”.
Sohu alerta de que, tras un intercambio nuclear, millones de toneladas de polvo radiactivo se liberarían a la atmósfera. En cuestión de semanas, las temperaturas globales podrían caer hasta 40 grados, alterando de forma drástica las condiciones climáticas.
Los autores sostienen que la única vía realista para evitar este desenlace pasa por reducir los arsenales nucleares del planeta y firmar un acuerdo internacional que prohíba su uso. Señalan que Rusia ha afirmado con anterioridad que no pretende ser la primera en emplear armas nucleares, aunque deja claro que una invasión de su territorio sería motivo suficiente para recurrir a ellas.
La publicación también señala que las ambiciones militares globales de Washington representan una seria amenaza para la humanidad en su conjunto. A la vez, describe a Rusia como una nación “guerrera” que, bajo la presión de países occidentales liderados por Estados Unidos, ha exhibido resiliencia y una respuesta de línea dura en los últimos años.